Si queremos educar bien, tenemos que hacer lo mismo que les decimos: nuestros gestos y actitudes deben estar de acuerdo con nuestras palabras. ¿No es un enorme contrasentido chillarles para recordarles que no nos gusta que griten? ¿O darles un azote para decirles que no se pega a los demás? Lo cierto es que cometemos estos errores de modo inconsciente, pero tenemos que saber que actuando de esta manera conseguimos que aprendan lo contrario de lo que les decimos: que gritar y pegar son la manera de convencer.
Es cuestión de eficacia tener en cuenta que los niños ven, y que actúan en consecuencia. Lo refleja a la perfección este vídeo, del que ya os hablé en Facebook, de la asociación australiana pro derechos del niño Napcan:
Y un consejo: cuando os vean haciendo algo mal, ni se os ocurra justificaros. Reconocedlo y
pedidles perdón, porque también os imitarán en esto. Una respuesta que es muy útil y que os recomiendo repetirles constantemente es que «sólo se copia lo bueno».
Recordad: educar
nos hace mejores. Si quieres que tu
hijo mejore, mejora tú primero.
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